Saturday, October 14, 2006

15 de octubre, 2006
El Papa filósofo -para otros, el Papa político- y un Pope escritor emprenden la cruzada contra el relativismo moral de la sociedad en general y de la política española en particular. "... parece evidente que, en resumidas cuentas los partidarios de la verdad objetiva pueden ser informados de sus errores mediante razonamientos verdaderos (en los cuales creen), en tanto que un relativista no puede ser convencido de absolutamente nada porque cualquier razonamiento que debilite su posición entrará a formar parte de los "discursos de confirmación del poder". Incluido el suyo (...) Lo mismo sucede en la actualidad con los ideólogos del nacionalismo: es inútil razonar con ellos..." . Para llegar hasta aquí el brillante intelectual hace un recorrido impecable pero no me queda del todo claro si al hablar de nacionalismo se refiere sólo al periférico de la Península o se refiere al nacionalismo en general como abstracción y por ende incluye, también, al centralista. Tampoco me queda claro cuando afirma que en la política española se enfrentan dos posiciones que defienden la inexistencia de verdad, razón o algo similar en el terreno de la moral. Si esto es así ambas defienden el relativismo y, por lo tanto, se achacarán una a la otra que sus razonamientos son intentos de debilitar su posición y de discursos de confirmación del poder, por consiguiente, ambas o estarán instaladas en el poder o en la oposición. Usted sí que sabe cantar "las verdades del barquero" señor de Azúa.
Pepe Inverecundia, es Don nadie.

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